Tuesday, March 14, 2006

 

La Semilla

La semilla es la palabra de Dios (Lc. 12,2) es el Verbo de Dios y también es la Eucaristía. El sembrador es el sacerdote que sube al altar y toma en sus manos el copón para repartir el trigo de los elegidos que penetra en nuestros corazones, es la hostia santa que como semilla fecunda se extiende desde el corazón donde se apoya, y ha de subir al espíritu por una FE más viva, con pensamientos más verdaderos, más recogidos y más santos. Pero esta semilla Eucarística no produce en todas las personas el mismo fruto, depende del progreso espiritual que se tenga.
Podrá suceder sin embargo que no saque mucho fruto de vuestras comuniones, más entonces la falta no estará en el grano bueno que se nos dio en la sagrada mesa y que lleva siempre en si misma prodigiosa virtud, si no en el terreno que fue depositada la semilla divina. Es necesario que la semilla sepultada en la tierra quede allí porque es necesario que Jesús, el Hijo de Dios descienda en el silencio del corazón a lo más íntimo de nuestro ser.
Arrancar, arrancar la maleza que impide la comunión pueda llegar a nuestro corazón. No seáis ya vosotros los que vivís, sino que Jesús viva en vosotros y sea EL quien ame a nuestras almas, que piense en nuestra inteligencia, quien recuerde con vuestra memoria a JESÚS EUCARISTIA.
Terminemos repitiendo el salmo 12,5. Al ir iba llorando llevando la semilla, al volver vuelvo cantando trayendo sus gavillas. Los que siembran con lagrimas, cosecha entre cantares.

 

La Cena Pascual

En el momento solemne de la cena pascual
Tomo el pan y lo bendijo dando gracias a su Padre Dios. Enseguida tomó el vino y lo cambio en su propia sangre, sangre que iba a ser derramada por los pecados del mundo. Y en virtud de sus palabras, Jesús que consagraba estaba a la vez presente en ese pan y en ese vino que nosotras en adelante podríamos afrecer al Padre de los cielos como el verdadero sacrificio de la humanidad. Por eso nos dice, "Haced esto en memoria mía". La Iglesia ha estimado que la Eucaristía tiene la gracia de las gracias. Dios en la Persona de su Hijo hecho hombre nos asimila, nos trasforma en El y nos permite participar de su vida. Esta vida la recibimos en la semilla, no en la flor, flor vendrá el día de nuestra resurrección y participaremos en la Resurrección de Cristo. "Vivo yo, ya no yo, Cristo vive en mi (Lo dijo S.S. Pablo II ), y vive en mi hermano que comulga junto a mí y vive en todos los que participamos de El. Formamos todos un solo Cristo, vivimos su vida y realizamos su misión divina.
La Eucaristía es el centro de la vida cristiana. "Porque el mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias le bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: Tomad y Comed todos de El, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros. Del mismo modo acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias lo bendijo y lo pasó a sus discípulos diciendo: Tomad y bebed todos de el, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros. Del mismo modo acabada la cena, tomo el Cáliz dando gracias lo bendijo y lo pasó a sus discípulos diciendo: Tomad y Bebed todos de El, porque este es el cáliz de mi sangre de la Alianza Nueva y Eterna.
FIN

 

Milagro de la Eucaristía

En una pequeña ciudad de Luciano estaba el monasterio de San Basilio y había un monje que no compartía el alborozo general que había cuando tocaban las campanas para la Misa. A este monje le asaltaba una fuerte duda que Nuestro Señor estuviera realmente presente en la Eucaristía. Aun cuando oraba sin tregua suplicando a Dios que reavivara su Fe, el terrible pensamiento lo atormentaba. Cada celebración del santo Sacrificio de la Misa renovaba su amargura, pues era el instante en que arreciaba con más fuerza la tentación.
Aquella mañana el pobre monje se revestía con las vestiduras sagradas mientras sentía su corazón más hundido que nunca en la oscuridad de la duda. Sin embargo llamado por el deber subió los peldaños del altar y comenzó la celebración. En la hora de la consagración pronunció tan claras como siempre las solemnes palabras. "Esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros "y este es el cáliz de mi sangre", pero se detuvo asaltado por la violenta incertidumbre.
De verdad era nuestro Señor Jesucristo presente y bajo las apariencias de minúsculo pedazo de pan y las pocas gotas de vino. En ese preciso instante vió asombrado que la blanca hostia se transformaba en un pedazo de carne y el vino en sangre real, la que se coaguló y se dividió en cinco fragmentos de forma irregular y de distintos tamaños. Muy asustado al comienzo, pero después lleno de alegría, permaneció cierto tiempo como en éxtasis y luego derramando lágrimas de gratitud se volvió hacia los fieles para exclamar:
Bendito sea Dios que para destruir mi incredulidad quizo manifestarse en este Santísimo Sacramento y hacerse visible a mis ojos. ¡ Vengan hermanas a contemplar!, aquí esta la carne y la sangre de nuestro amantísimo Salvador. FIN

 

La Eucaristía mirada por el Padre Hurtado


El sacrificio Eucarístico es la renovación del sacrificio de la cruz. En el sacrificio de la Eucaristía todos somos Inmolados en Cristo y con Cristo. Esta participación en la inmolación Eucarística nos enseña la mejor
Manera de asistir a la Santa Misa. Nuestra participación en el sacrificio eucarístico es ofrecer nuestras inmolaciones propias y personales ofreciendo
Nuestros trabajos y penalidades, sacrificando nuestras malas inclinaciones. El fuego de nuestra inmolación Eucarística, como el de la cruz es el amor infinito del Corazón de JESUS, por esto el Padre Hurtado considera la Misa centro de todo el día y de toda La Vida". Con la mirada en el sacrificio eucarístico ir siempre atesorando sacrificios que consumar y ofrecer en la misa.
La Misa como sacramento, es importante comulgar dentro de ella. "Quien come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mi y yo en El".
Vivirá en mi (Jn. 6,54 ) Comulgar es vivir en Jesús como el sarmiento en la vid, Jesús único y principio y raíz de toda la vida de la gracia, de la luz, de la fuerza, de la fecundidad, de la felicidad, del amor.
Jesús se hace presente y permanece en la Eucaristía para vivir con nosotros y que nosotros vivamos con El, Jesús espera nuestras visitas en El
hallaremos al amigo leal, al consejero fiel, al consolador amoroso, al confidente de nuestras penas y alegrías, Jesús recibe nuestras visitas como de un amigo a otro amigo querido.
La vida Eucarística de Jesús es una vida de a amor, sin la Eucaristía la Iglesia de la tierra estaría sin Cristo
Oh, dulce Jesús,
¡Oh, Jesús lleno de bondad,
¡Oh, Jesús Hijo de María.
AMEN.
Padre Alberto Hurtado Cruchaga.

 

La Eucaristía vida de nuestras almas



Adoremos a Nuestro Señor revelándonos el misterio de la vida, el Salvador nos dice: "Yo soy la vida y la vida absoluta". He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn. 10,10) A Jesús debemos abrirle nuestro corazón para que lo llene de vida divina. Es necesario que nuestra vida esté penetrada de la vida de Cristo y sea El quien viva en nosotras, es el momento de agradecer, alabar, reparar, suplicar, sabiendo que su espíritu santo ora en nosotros con voces inefables para transformar nuestro mundo en Reino de Dios.
Jesús está vivo y presente en el pan que adoramos y también en la Sagrada Escritura. Por esto frente a la Eucaristía queremos profundizar en la gracia de la comunión y revisar nuestro compromiso de Cristianos y crecer en una mayor vivencia de la Celebración Eucarística "Jesús nos dice estoy con Uds. hasta el fin del mundo. Esta promesa de cercanía la experimentamos de muchas maneras y esta es una de ellas. Es preciso que dispongamos nuestra mente, para abrirnos en su palabra, nuestra voluntad que se adhiera a sus designios y nuestro corazón para alabar a Dios y amar a nuestro prójimo.
Jesús, Divino Maestro, te adoramos como palabra encarnada en el enviado del Padre para enseñar a los hombres las verdades que dan vida. "Tu eres e camino, la verdad y la vida".
¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?

Cristo en todas las almas
y en el mundo la paz.
Como ciervos sedientos
Que van hacia la fuente
Vamos hacia tu encuentro
Sabiendo que vendrás
Porque el que la busca
Es porque ya en la frente
Leva un beso de paz…….


 

El Reencuentro Eucarístico.

La Eucaristía es un momento privilegiado para encontrarse con Dios, para escuchar su palabra que invita, que ilumina llama y cuestiona. Es el don total de Jesús que llega a su plenitud en la muerte de cruz y ahí se expresa que somos para Dios y somos sus hijos. De Dios lo hemos recibido todo.
Como don gratuito e inmerecido. Es un amor que en el encuentro con nuestra miseria se llena de misericordia. Es un amor que quiere tocar el centro de nuestro corazón del mundo. La experiencia de sabernos amados, buscados y llamados por Dios.
La Eucaristía entonces puede ser reparadora, en el sentido de ponernos frente a la verdad de lo que somos:
Hijos de Dios y hermanos entre nosotros. En el mandato de Jesús en la última cena nos dice: "Hagan esto en memoria mía", ahí nos está haciendo una doble invitación o mejor una invitación en dos dimensiones, por un lado se repite el gesto que El hizo con los apóstoles y por otro lado nos invita a
Hacer vida lo que ese gesto significa. La donación total de sí por el amor.
Pero no buscamos tanto el Sagrario de nuestros días, cuanto a Dios de nuestros sagrarios. En modo alguno, nuestro Dios no busca lo nuestro sino a nosotros, y nosotros no debemos buscar otra cosa que el encuentro personal con El.


 

No hay Eucaristía sin sacerdote.

El gran misterio de santificación y amor, obra del Espíritu Santo, por el cual el pan y el vino se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo, actúa también en la persona del ministro en el momento de la ordenación sacerdotal. La unión de la Eucaristía y el sacerdocio se remonta desde el Cenáculo, se trata de dos sacramentos nacidos juntos y que están indisolublemente unidos hasta el fin del mundo.
El Sacramento Eucarístico como el de la reconciliación ha sido confiado por Cristo a los Apóstoles y trasmitido por ello y sus sucesores de generación en generación. Al celebrar la Cena Pascual e instituir la Eucaristía, el Divino Maestro cumplió su vocación. Al decir "Haced esto en Conmemoración mía puso el sello Eucarístico en su misión y uniéndolos consigo en la comunión sacramental. Mientras pronunciaba aquellas palabras" Haced esto" pensaba también en los sucesores de los Apóstoles que habrían de prolongar su misión distribuyendo el alimento de vida hasta los extremos confines de la tierra.
Solo una Iglesia enamorada de la Eucaristía engendra vocaciones sacerdotales y lo hace mediante la oración y el testimonio de santidad, dado especialmente a las nuevas generaciones.
En la escuela de la Virgen María, mujer "Eucarística" adoremos a Jesús realmente presente en las humildes especies de pan y vino. Pidamos al Señor que nunca falte al pueblo de Dios el pan que los sostenga aquí en la tierra y que la Santísima Virgen los ayude a redescubrir con asombro que toda la vida cristiana está unida a la EUCARISTIA.
"Permíteme, Señor, que aquí postrado, consciente de mi nada en tu presencia y aun temiendo pecar de irreverencia me atreva al alto honor de acompañar.
FIN

 

La Eucaristía de los pobres

El sacramento o misterio de nuestra fe es Jesucristo y sin El no hay comunidad cristiana. He descubierto a Jesús, sacerdote y víctima, sin poder, sin protagonismo, fue sencillo y humilde.
Yo comulgo con Cristo poniendo mi vida en manos del Padre, como una hostia espiritual. Comulgo cuando le digo al Padre, me diste una vida, unas cualidades, una esperanza, las pongo sobre tu altar, junto a tu hijo, para seguir sus pasos, perdonando, consolando y amando.
Al pensar en nuestra sociedad podemos decir que en estos tiempos difícilmente los cristianos acogemos la Eucaristía con el Espíritu de Jesucristo, estamos rodeados de estructuras y pensamientos antievangélicos donde la justicia se hace imposible, donde la economía no nos permite soñar en una mejor distribución de las riquezas.
De esta manera comulgar se convierte en un rito piadoso que solo nos ayuda a sentirnos buenos, pero no ha cambiar de vida y se nos hace difícil reconocer la miseria que respiramos. Es suficiente gritar que los pobres no pueden esperar, porque los pobres han esperado siempre y seguirán esperando.
Comulgar pués con Jesús, es comulgar con su corazón fraterno y solidario. Es ofrecer nuestra vida como una hostia Espiritual. Este debe ser nuestro auténtico culto y que la gracia de Jesús, esté con nosotras.
FIN

Friday, March 10, 2006

 

Nada hay más perfecto que el AMOR

1 Corintios, 13
Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los Angeles.
Si me falla el amor sería como bronce que suena o campana que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -- el
saber más elevado --, aunque tuviera tanta Fe como para trasladar montes, si
me falta el AMOR nada soy...
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el AMOR, de nada me sirve.
El AMOR es paciente y muestra comprensión. El AMOR no tiene celos, no aparenta, ni se infla. No actúa con bajeza ni busca a su propio interés, no se deja
llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El AMOR nunca pasará las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas, ya no servirá el saber más elevado. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado, y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
Cuando era niño, hablaba como niño y razonaba como niño, pero cuando me hice hombre dejé de lado las cosas de niño. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo como y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido. Ahora pues son válidas la fe, la esperanza, el AMOR, las tres, pero la mayor de estas tres es el AMOR.
AMEMOS A NUESTRO PROJIMO

 

“Dejad que los niños vengan a mí”

Cada día llegamos al pie del altar, porque Jesús está ahí en el Tabernáculo, El nos llama para reunirnos con El y compartir juntos un momento de amistad
Jesús es nuestro amigo amoroso, El esta en el cielo con el Padre, pero también aquí en el Sagrario, en el pan de la eucaristía y junto a nosotros está María la madre de Jesús, por eso de pie le cantaremos una canción.
Te ofrecemos Señor las flores perfumadas como signo de nuestro amor, de alegría, de agradecimiento y de compañía. En la Eucaristía Jesús está vivo y presente en el pan que adoramos y también en el Sagrario. Jesús es nuestro maestro y le damos gracias diciéndole: Señor, te doy gracias y te bendigo por la inmensidad de tu amor, por el gran regalo de la Eucaristía.
Por amor actualiza y renueva en ella el misterio pascual, y TU te das de alimento en la comunión y permanece con nosotros en el sagrario, que de ahí yo saque agua con gozo de la fuente de la salvación, que comprenda y viva cada vez mejor la Eucaristía, que yo reciba siempre con Fe y Amor y que sea capaz de visitarte diariamente en este Sagrario.
Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

 

DAR CON ALEGRIA

(de la Vida de la Madre Teresa de Calcuta)
A Dios le gusta el que da alegremente, la mejor manera de expresar gratitud a Dios y a las personas es aceptarlo todo con alegría. Un corazón dichoso es la consecuencia normal del corazón ardiente de amor y la alegría es fuerza. Los pobres se sienten atraídos hacia Jesús porque en el reside y de El mana un poder superior, de sus ojos de sus manos, de sus cuerpos un poder totalmente entregado a Dios y a los hombres.
No permitamos que nada nos perturbe, nos aflige o nos desaliente tanto como para que nos haga olvidar la alegría de la Resurrección. En el servicio a Dios y a las almas la alegría no es solamente cuestión de temperamento, es siempre difícil. Con más razón aun debemos tratar de adquirirla y de hacerla crecer en nuestros corazones. Quizás no podamos dar mucho, pero siempre podemos dar alegría que brota de un corazón enamorado de Dios.
En todo el mundo la gente está hambrienta y sedienta del amor de Dios. Satisfacemos ese hambre derramando alegría. La alegría es una de las mejores protecciones contra la tentación. Jesús puede tomar posesión total de nuestra alma, solo si la entregamos alegres. Seamos amables, hay remedios y curas para todas las enfermedades.
FIN

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