Tuesday, March 14, 2006

 

No hay Eucaristía sin sacerdote.

El gran misterio de santificación y amor, obra del Espíritu Santo, por el cual el pan y el vino se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo, actúa también en la persona del ministro en el momento de la ordenación sacerdotal. La unión de la Eucaristía y el sacerdocio se remonta desde el Cenáculo, se trata de dos sacramentos nacidos juntos y que están indisolublemente unidos hasta el fin del mundo.
El Sacramento Eucarístico como el de la reconciliación ha sido confiado por Cristo a los Apóstoles y trasmitido por ello y sus sucesores de generación en generación. Al celebrar la Cena Pascual e instituir la Eucaristía, el Divino Maestro cumplió su vocación. Al decir "Haced esto en Conmemoración mía puso el sello Eucarístico en su misión y uniéndolos consigo en la comunión sacramental. Mientras pronunciaba aquellas palabras" Haced esto" pensaba también en los sucesores de los Apóstoles que habrían de prolongar su misión distribuyendo el alimento de vida hasta los extremos confines de la tierra.
Solo una Iglesia enamorada de la Eucaristía engendra vocaciones sacerdotales y lo hace mediante la oración y el testimonio de santidad, dado especialmente a las nuevas generaciones.
En la escuela de la Virgen María, mujer "Eucarística" adoremos a Jesús realmente presente en las humildes especies de pan y vino. Pidamos al Señor que nunca falte al pueblo de Dios el pan que los sostenga aquí en la tierra y que la Santísima Virgen los ayude a redescubrir con asombro que toda la vida cristiana está unida a la EUCARISTIA.
"Permíteme, Señor, que aquí postrado, consciente de mi nada en tu presencia y aun temiendo pecar de irreverencia me atreva al alto honor de acompañar.
FIN

Comments: Post a Comment



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?