Diario Madre Socorro

En la vida para ser feliz tenemos que ser como niños.
Esta no es una opción, es un mandato del Señor. Pensemos en lo que nos dejó el profeta aquello,”Que los caminos de Dios no son nuestros caminos”, naturalmente que no. Ni sus criterios, ni sus puntos de vista, ni sus opciones, ni su escala de valores.
Esto nos sucede con muchas personas de las que convivimos, que ellos piensan y juzgan y eligen un determinado modo y siempre se hace lo contrario, pero en el caso de Jesús la cosa cambia
Jesús viene y nace para enseñarnos el camino hacia el Padre, es el camino a su reino y nos diseña como será su reino, en su reino caben todos ricos y pobres, feos y bonitos, blancos y negro, listos y tontos etc. Pero con una condición que el que quiera entrar se haga como0 un niño, como que nazca de nuevo.
¿Es este un capricho divino?, no, en absoluto, más bien es una exigencia obvia, ya que sin alma y sin ojos de niño, nadie será capaz de descubrir ese reino, ni de defenderlo. Jesús dejó dicho todo esto y co9n toda claridad y los evangelista nos recuerdan tal como San Mateo dice, 18,6 y San Marco en 9,33-37. Jesús los escuchaba a todos y callaba, porque primero se escucha y se espera el momento oportuno para hablar.
Y cuando Jesús les pregunta a sus discípulos de que venían hablando en el camino uno de ellos salta a su encuentro y le dice ¿Maestro quien es el más grande de los cielos?, entonces Jesús llama a un niño que andaba por allí y les dice: Os aseguro que si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos. Solo quién tenga la confianza, el abandono, la mirada limpia, la ternura la sencillez, la disponibilidad, la gratitud, la inocencia la alegría y el cariño de un niño ese entrará en el reino de los cielos.
Fin